jueves, 25 de marzo de 2010

Sobre ser artista

Ser artista... Supuestamente, según dicen las "malas lenguas", todos tenemos algo de eso. En teoría, todos podemos bailar, dibujar, escribir, pintar, esculpir, cantar, actuar, tocar un instrumento... Sólo que algunos tienen más habilidad que otros para cierta área.

Pero para hacer arte, se debe sentir primero; por ello es tan difícil expresarse sobre lo que no se conoce. No importa la habilidad que se tenga, siempre se debe vivir de antemano lo que se expresa. A menos que se sea actor. Imposible que un actor haya vivido todo lo que le toca representar a lo largo de una carrera. Así que se lo estudia... Pero, en mi opinión personal, para el resto de las artes la historia es otra...

¿O acaso las mejores historias de amor no se han escrito estando enamorado? Todo artista sabe que un buen despecho es más inspirador de lo que alguna vez admitirán... Y aquí viene la pregunta del millón, ¿Qué pasa cuándo lo sientes pero tus sentidos son incapaces de demostrar lo que sienten?

Se los diré, porque me ha pasado... Te sientes frustrado, de manos atadas. Quieres que las palabras te alcancen, pero se quedan cortas; volar te parece poco... La vida se te hace larga.

A veces sentir al mundo tan intensamente duele, te lastima. Exponerlo todo puede ser salvador... Pero también puede ser el punto final.

Para hacer arte: O se pone todo, o se muere en el intento.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Antes de morir - Segunda parte

ADVERTENCIA: Esta historia es mera ficción. Nada de lo escrito aquí pretende sugestionar ningún tipo de auto-lesión.

No todo resultó ser tan fácil como ella pensó en un primer momento. Encontrar el método adecuado tenía su dificultad. No quería dolor, ni dejar un gran desastre...

Entre todo lo que encontró hubo varias formas que le parecieron atractivas: el envenenamiento por monóxido de carbono, la sobredosis de píldoras mezcladas con alcohol, un disparo en la boca, estrellarse intencionalmente contra algún objeto fijo...

Por unos momentos, sentía que estaba planeando la muerte de alguien más, como que si ella fuese una especie de sicaria, una asesina a sueldo. Quizás su jefe era el destino, y su recompensa era terminar con su dolor... Una forma poética de ver lo que no tenía más explicaciones: Era simplemente ella contra ella misma, y nadie más podía meterse en el medio.

(...)

Decidió que tenía que disfrutar al máximo el poco tiempo que le quedaba viva. Ya nada le importaba.

Un día, se fue sola a la playa. Mientras conducía por la vía que iba paralela a la costa, su corazón palpitaba tranquilo dentro de su pecho. ¿Cuántos latidos más le quedarían?

Vio el mar que se extendía más allá de lo que podían ver sus ojos, y se sintió pequeña e insignificante.

Se puso a escuchar música, pero descubrió que cada canción tenía encerrado un recuerdo, y eso le resultó doloroso. Le hacía tomar consciencia de todos aquellos que dejaría atrás.

El sonido de las olas llegaba desde lejos, atenuado por la melodía. Sentía el sol quemando su piel, pero no le importaba mucho. Por un lado, era una manera de "practicar" cómo quedarse inmóvil ante los estímulos molestos o dolorosos. Por otro, sabía que el cáncer de piel no le preocupaba. De todas maneras, moriría pronto.

(...)

Aunque de repente, morirse le pareció una labor titánica. En todas las opciones que consideraba, veía numerosas posibilidades de fracaso. Pero de alguna manera enfermiza y retorcida, eso le gustaba. Sería el último gran reto de su vida...

domingo, 14 de marzo de 2010

Antes de morir - Primera parte

En ese momento, ella descubrió que era un fraude. Todo lo que había creído que era en su vida, se le vino abajo. No era todo eso que le habían dicho que era, así que ahora no tenía ni la más mínima idea de quién era.

De pronto, la vida se le antojo insignificante, así que comenzó a coquetear con la muerte. La sedujo la idea de terminar con todo, de dejar atrás todo lo que conocía... Para siempre... Pero apenas tenía una vaga idea de cómo hacerlo.

Miró a su alrededor, y se encontró sola. Le pareció que eso le daba más razones para sentirse cómo se sentía... ¿Acaso estaba buscando una justificacicón? Internamente, sintió que se reía, pero con un sonido que podría asustar fácilmente a cualquiera. Sabía que cuando algo se le metía en la cabeza, no necesitaba justificaciones. Decidió que moriría en sus propias manos. No dejaría que nadie le quitase el placer de acabar con su propia vida.

(...)

Comenzó a imaginar cómo lo haría. Todo lo que estaba en su medio ambiente, le parecía una potencial manera de lograrlo. Cuchillos, carros, navajas, sogas, altos edificios... Le parecía que todo tenía su encanto.

Pero antes de hacer cualquier atentado contra sí misma, debía resolver ciertas cosas primero... El detalle estaba en que tendría que hacerlo todo sin levantar la más mínima sospecha... ¿Cómo lo haría?

Repentinamente, el reto le pareció interesante. Era como intentar gritar sin que nadie la escuchase. Sonrió de medio lado... Todo empezaba a cobrar sentido.