viernes, 26 de noviembre de 2010

Revista Hotel

La Revista Hotel ha sacado a la luz su segundo número. Aquí se los dejó para que lo revisen. Está muy bueno. Y no se les olvide leer mi microcuento. Está en la página 40-41.

Gracias, ;)

¿Dónde están las musas? (III)

Tardaron un par de días en aparecer, y tal como ella lo había previsto dieron señales de vida en sus sueños. Aparecieron como un murmullo en la brisa, en medio del campo de trigo donde ella se hallaba sentada admirando una puesta de sol. Jamás habría sospechado que aparecerían de una forma tan sencilla. Generalmente, ellas eran más pomposas y elaboradas a la hora de hablar con ella.

Nosotras somos la inspiración, pero tú eres el talento. No podemos hacer mayor cosa con él. Un artista se construye con mucho trabajo, y poca inspiración. Sólo sembramos la semilla, el resto lo haces tú.


Y sin decir más, el susurro de su voz se desvaneció en el rumor del viento. Sin darse cuenta, sonrió. Había conseguido la solución a su problema. Lo único que debía hacer era trabajar, y la inspiración vendría con el esfuerzo. Comprendió por fin el secreto que ellas habían guardado por años.

Al despertarse, se sintió renovada. Sintió que su cabeza se inundaba de ideas, y que su único trabajo era sacarlas de allí. Se dio cuenta que para entender al mundo lo único que necesitaba era escribir.

martes, 16 de noviembre de 2010

¿Dónde están las musas? (II)

Cuando estaba parada en la puerta de salida, se hizo la pregunta clave: ¿Dónde iba a buscarlas? ¿A dónde iría? Eso la paralizó. No había pensado en lo más obvio, el lugar de destino. Ellas eran siempre quienes la visitaban, ella jamás había ido en pos de ellas. Se dejó caer pesadamente en el sofá, y trató de pensar alguna solución lógica a su problema. Quizás escribirles una carta directamente a ellas lograría....

Queridas musas:
No tengo ni la más mínima idea del porqué de este silencio. Han de saber que las extraño. He tratado de invocarlas de todas las maneras que conozco, pero nada me ha dado resultado. No sé si están molestas o algo, pero necesito conversar con ustedes. Dependo de tantas maneras de ustedes, y ahora que no están, no sé qué hacer.


Mis días se han vuelto demasiado grises sin sus murmullos en mis oídos. Ahora no encuentro qué hacer con lo que llevo dentro. Siento que me estoy volviendo loca con todo esto. Las necesito, ¿Ya se los dije?


Por favor vuelvan.


La dobló y la dejó debajo de su almohada. Ellas siempre aparecían en sus sueños.

sábado, 6 de noviembre de 2010

¿Dónde están las musas? (I)

"Ya no escribo como antes", pensó ella frustrada. Las pocas ideas que tenía se le hacían tan borrosas, que era inútil intentar plasmarlas. Quizás si eso fuese un hobbie para ella, no le estuviese afectando tanto, pero no, era su trabajo. Ella era una escritora, vivía de contar cuentos, de los productos de su imaginación, y si ya no tenía más nada qué contar, no sabía de qué iba a vivir. Al principio intentó tomárselo con paciencia, pero luego de algunos días de silencio, comprendió que no podía soportar aquella falta de actividad.

Las musas la habían abandonado. Quería imaginar que sólo estaban de vacaciones y que volverían pronto, pero no tenía ninguna garantía de ello. Podía ser cualquier cosa. 

Como todo artista, había tenido períodos de descanso o de "receso creativo", pero aquello ya le estaba pareciendo excesivo. Intentaba crear cualquier cosa, y para su pesar, ni una carta lograba. No comprendía qué era lo que le pasaba. Se sentía perdida. Siempre había escrito para poder comprender el mundo, la gente, los hechos o a sí misma, pero ahora se hallaba sola en medio de su propia sordina, y no tenía la más mínima idea de cómo producir ruido de nuevo. Para alguien que estaba acostumbrada a que su cabeza fuese un hervidero de actividad, esa situación era inaguantable.

"Basta de esperar por ellas, saldré a buscarlas". Ese día, resuelta a encontrarlas, armó un pequeño bolso y salió en la búsqueda de los seres etéreos que la inspiraban a hacer lo que más le gustaba en la vida: escribir.