viernes, 23 de julio de 2010

Found in translation


(Lost in Translation entró a la lista de mis películas favoritas a la primera vista, a pesar que me perdí una pequeña parte. Todo en ella me parece genial, desde lo obvio, que es la trama, hasta los pequeños detalles como la música)

¿Saben esa sensación de sentirse aturdido por la multitud? ¿De que gritas pero que nadie escucha? ¿O que tienes mucha gente alrededor pero que no te acompañan? Ese sentimiento de "soledad acompañada" es terrible. Es como esa imagen en ciertas películas, donde un personaje está parado en el medio de la calle, y mientras él o ella permanece quieto/a, el resto de la gente pasa por los lados a una velocidad increíble. No es incoherente sentirse solo en medio del mar de gente.

Nos pasa a todos en algún momento de la vida. Hay personas que de repente despiertan a medianoche, y saben que quien está a su lado es su pareja, pero aún así se sienten solos y desamparados; quienes en medio de una fiesta, se sienten excluidos... Y la soledad, irónicamente, no viene sola, viene acompañada. Incomprensión, ese sentimiento en el que nadie se identifica con lo que estamos viviendo.

Pero como en los cuentos, siempre aparece alguien a nuestro rescate. Siempre en medio de la multitud hay alguien que se para al lado de nosotros a contemplar la gente pasar. Y entonces la soledad va siendo reemplazada paulatinamente por momentos únicos, que luego atesoraremos en nuestra memoria.

Si estuvieses solo/a en una ciudad, dónde ni siquiera comprendes el idioma, y te encuentras a alguien que te compañía... ¿Qué harías? ¿Dejarías todo atrás? ¿Huirías con esa persona? ¿Te enamorarías? No es tan obvio como parece.

martes, 20 de julio de 2010

Yo quiero ser como...

Todos lo hemos dicho alguna vez: "Yo quiero ser como..." y luego sigue un nombre o un pronombre personal. Suelen llamarle "modelo a seguir", pero yo no coincido para nada en ello. Yo les digo inspiración o motivación, ya que no deberíamos seguir a nadie. Cada quien es distinto al otro, y logra sus metas por un camino único y completamente distinto al de los demás.
Pese a que pienso esto, sigo diciendo la frase: "Yo quiero ser como ___________"; sólo que en mi caso, son varias líneas. Yo quiero ser como todos ellos:


(Voy desde la izquierda superior hasta la derecha inferior):
  • Gustavo Cerati: Sus letras... Son maravillosas. Tú interpretas algo, yo otra cosa, al final significa algo completamente distinto; pero de alguna extraña manera, todos están en lo correcto: Líder de Soda Stereo
  • Stieg Larsson: Por su habilidad de retratar la realidad de su entorno con giros inesperados. Trilogía Millenium
  • Carlos Ruíz Zafón: Porque después que te atrapa una de sus obras, no logras salirte de ella hasta terminarla: La sombra del viento
  • José Saramago: Su estilo es impecable. Tanta perfección, simplemente asombra. Sus reflexiones te llegan al subconsciente: Ensayo sobre la ceguera
  • Sofia Coppola: Logró contar una historia que podría ser aburrida de tal forma, que logra captar la atención completamente: Lost in translation
  • Iván Matta y Henrique Lazo: Locutores de La Mega. Son dos de las personas más cultas que he escuchado en la vida.
  • Eva la Yerbabuena: "Bailar con arte" (expresión flamenca) es una de las cosas más difíciles de la vida...
  • Jorge Luis Borges: Uno de los mejores cuenta cuentos que ha habido. Quisiera llegar a tener su voz narrativa... Algún día: Ficciones
Claro está que me falta mucha gente más, como Julio Cortázar, Antoine Saint-Exupéry, Angela Merkel, entre otros, pero requeriría varios collages, y tantas otras entradas más.

Todos queremos ser como alguien o inspirarnos en ellos. Eso no está mal, porque solemos necesitar impulso; el detalle está en lograr en colar las influencias exteriores y ser nosotros mismos.

Veo, veo, ¿Qué ves?

Yo veo, tú ves, él ve, nosotros juzgamos, vosotros juzgáis, ellos juzgan... Es así como funciona la vida, ¿No? Cada quien ve las cosas por sus propios medios, pero los juicios los formamos según el colectivo: Los adultos siempre tienen la razón; lo caro siempre es mejor; los hombres pueden ser infieles porque son hombres; las mujeres deben soportarlo todo; sólo los gays tienen SIDA; si te vistes de negro completamente todo el tiempo, estás en drogas; si tienes 40 y no te has casado, no lo harás nunca; todas las mujeres manejan mal... Etc, etc, etc... Podría seguir enumerando prejuicios, hasta llenar la página, pero esa no es la idea.

Todos tenemos prejuicios, esas ideas que se forman en nuestra mente sobre las personas con apenas verlas. Es inevitable formarse una primera idea cuando uno se encuentra a alguien por primera vez, pero la diferencia entre una idea y un prejuicio está en la velocidad del cambio. Las ideas cambian fácil y relativamente rápido, mientras que los prejuicios son casi que inamovibles. Están ahí para que tengamos una valoración previa de los otros, pero lo grave es cuando esos juicios de valor se convierten en una plantilla en la que buscamos encuadrar ciertos prototipos. Cuando ya tenemos estos moldes, y lo que queremos es hacer encajar a cada quien en el que "le corresponde", es dónde todo decae.

Ya no nos damos la oportunidad de realmente conocer a la gente, sino que nos conformamos con ver dónde pertenece, y pasar al siguiente. Obtenemos las ideas erradas, nos llenamos de subjetividades, y lo que es peor, dejamos de conocer gente auténticamente valiosa por estos pensamientos tontos.

Si tan sólo pudiésemos dejar atrás nuestros prejuicios... Quizás, y sólo quizás, el mundo sería un lugar más amigable.

lunes, 12 de julio de 2010

En medio de una plaza

Hay imágenes que te hacen sonreír y soñar. Esta fue una de esas:



Me gusta el momento de intimidad en medio de algo tan público como una plaza, no hay colores que distraigan, la manera en que se miran... Es esa sensación de complicidad que no se tiene con cualquiera. Eso no se finge.

Esta imagen definitivamente vale más que mil palabras.

domingo, 11 de julio de 2010

Sexo: Un arma de doble filo (II)

"El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero de todas las experiencias vacías que existen, hay que reconocer que es una de las mejores", Woody Allen

Lo que pensé que sería una reflexión única, ahora tiene una segunda parte. Así que aquí les traigo una segunda reflexión de "Sexo: Un arma de doble filo":

Todos tenemos algún vacío en nuestras vidas, un punto muerto, un espacio que no logramos llenar... Defínanlo cómo quieran, pero ahí está, ese hueco negro que amenaza con llevarse al demonio nuestra tranquilidad, que jamás es absoluta, sino relativa.

Intentamos ponerle muchos tipos de relleno: amigos, novi@s, dinero, cosas, viajes, vicios, placeres... Y eventualmente llega el punto dónde queremos llenarlo con sexo, el cuerpo de otra persona con el nuestro. Orgasmos, noches de locuras y excesos... Cualquier cosa nos parece suficiente para hacerlo.

Nos volvemos superficiales. Comenzamos a ver a nuestros semejantes como fuentes de placer, delirios y locuras y no como personas. Dejamos de buscar corazones, para pasar a buscar cuerpos. No vemos más allá, sino lo que nos presentan. Pretendemos construir una relación duradera en base a sensaciones temporales, y en el camino, nos vamos volviendo más vacíos, más huecos, y no nos damos cuenta.

De repente, nos encontramos en un momento dónde estamos acostados al lado de una persona completamente desconocida, porque jamás nos tomamos el tiempo para conocerla, sino que simplemente "fuimos al grano": te ví, me viste, nos leímos las mismas intenciones, lo hicimos, y nos despedimos. Pasamos así de un cuerpo al otro sin notar mayores diferencias, porque si bien todos los cuerpos son completamente distintos, la mecánica sigue siendo la misma. Le quitamos lo interesante: ver lo de adentro, que al final del día es lo que realmente importa.

Nos damos cuenta de nuestro error, y queremos tratar de volver el tiempo atrás, pero no podemos, él es cruel y déspota y jamás espera a nadie (Por eso detesto tanto la frase de "darle tiempo al tiempo", ése "pana" no espera).

Y ahí estamos, en medio de ese círculo vicioso, sin ver ninguna salida. Para salir de ahí, se requiere mucho coraje y voluntad, porque cambiarnos a nosotros mismos es más difícil que cambiar el mundo entero.

Por eso es que me encantó lo que alguna vez le escuché a una abuela: "Cásate con alguien con quien puedas conversar, no con quien tengas un sexo maravilloso. Eso ayuda, no te diré lo contrario, pero cuando llegas a mi edad, te das cuenta que esto se esfuma, y lo que queda es la esencia de la persona"... Fue algo que me marcó.

Así que nuestros vacíos no se llenan con el cuerpo de otros, se rellenan con nuestra propia evolución. Sexo, un arma de doble filo: te construye o te destruye.

viernes, 9 de julio de 2010

Alas para volar

"Pies, pa' que los quiero, si tengo alas para volar", Frida Kahlo



En los últimos días, he estado pensando un poco sobre Frida Kahlo. No estoy muy segura del porqué, pero supongo que haber visto este Google doodle el martes (6 de julio), celebrando su cumpleaños número 103, me influenció:



(Como siempre, les dejo la información sobre ella de mi siempre útil Wikipedia)

Ella es una de esas personas que me parece admirable. Fue capaz de nadar contra la corriente desde muy pequeña. Su vida no fue fácil, pero aún así supo cómo ver el vaso medio lleno y no medio vacío. Sacarle provecho a todo lo que tuviese a su alcance, incluso a su propia soledad. Según ella, esa era la razón porque ella pintaba tantos autorretratos.

Eso de saber aprovechar todo, no es innata en todos, pero sí se puede desarrollar, todo es cuestión de querer. Incluso la peor de las cosas nos deja algo bueno. Tampoco quiero decir que debamos ser ciegos a lo malo o a la tragedia, pero es ventajoso el saber cómo cambiarle la perspectiva a las cosas. Para ello, todo es cuestión de imaginación, de ingerniárnoslas para saber cómo cambiar las cosas a nuestro favor.

En mi opinión, la imaginación es uno de nuestros mejores aliados, si sabemos utilizarla. Con ella podemos huir dónde queramos, ver las cosas cómo se nos antoje, construir un mundo nuevo... A veces, la dejamos atrofiada, como una parte de nosotros que no usamos, y luego , de repente, pretendemos sacarle el jugo. No funciona así. Debe ejercitarse, desarrollarse, como cualquier músculo del cuerpo. Comenzar de a poco, y luego ir aumentando su capacidad, hasta que un día nos sorprende y somos capaces de crear cosas que jamás sospechamos que podíamos hacer.

Si todos la utilizamos un poco más, y cambiamos las perspectivas de las cosas, este mundo será un lugar mejor, porque para movernos es mejor utilizar las alas que los pies. Son más rápidas, ;)

lunes, 5 de julio de 2010

Duelo a muerte

-Vine a buscarte-le susurró la muerte en el oído.

-Yo aún no estoy listo para irme-le dijo él, mirándola a los ojos con determinación.

Había sentido ese gélido murmullo en su oído varias veces... Tantas, que ya no le temía. Sabía que le encantaba jugar al "gato y el ratón", así que jamás la tomaba en serio.

-Esta vez no te miento-insistió ella.

-Eso mismo dijiste la última vez-le replicó él.

Ella, al verse desenmascarada, revoloteó a su alrededor, sólo con la intención de hacerlo sentir mal.

-No lo estás logrando-le dijo él. Ya conocía ese truco, lo había visto otras veces, las suficientes como para permitir que le afectase.

-Sabes que eventualmente ganaré, ¿Cierto?

-Como siempre, pero mientras yo pueda darte batalla, no te la pondré tan fácil.

-¿Por qué no te rindes de una buena vez?

-Porque quiero vivir. No dejaré que ganes así de fácil.

-Sería más fácil.

-Nunca me ha gustado lo fácil.

-Entonces tengo un reto. Eso me emociona.

Sonrió. Bueno, si se podía llamar sonrisa a la mueca espantosa que tenía en la cara.

-Amor, ¿Estás despierto?

Una voz femenina sonó a la distancia. Una figura se delineaba a contraluz en la entrada del cuarto.

La muerte se desvaneció sin dejar rastro. Èl abrió los ojos, y vio a su esposa, con la bandeja del desayuno en las manos.

-Hola mi vida.

Se acurrucó junto a él. Sentía que cada instante que pasaba a su lado, se aproximaba el momento en que no lo tendría más.

"Por estos momentos, es que no se lo pondré fácil", pensó él, dispuesto de darlo todo hasta el último aliento.

sábado, 3 de julio de 2010

Las rosas de la vida

En honor a "El Principito" y su rosa:



"Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella" El zorro.

No sé ustedes, pero yo en lo particular odio las despedidas. (En realidad, dudo encontrar a alguien que les guste, pero como decía El Principito: "Nunca se sabe"). Me parecen completamente odiosas. Suelo adaptarme tanto a la gente que tengo a mi alrededor (Y a veces hasta me hago dependiente de ellos), que cuando se van, me siento completamente perdida.

Hay veces que le digo a esas personas que me parecen indispensables, que no recuerdo cómo era la vida sin ellos. Creen que se los digo jugando, y se ríen, pero en realidad no todos no se dan cuenta de que les he revelado uno de mis puntos débiles más grandes: Me "enamoro" de cierta gente, y luego sufro.

Pienso que cada quien tiene un momento determinado en nuestras vidas, que llegan para que aprendamos algo, y que una vez que lo aprendemos, si se quedan es porque estamos viviendo el tiempo extra; pero por lo general se desvanecen. Hay relaciones demasiado intensas, que son cortas, y aún así dejan una huella muy tangible. Por otro lado, hay otras que son sigilosas, que crecen entre nosotros sin hacer mucho ruido, y están destinadas a durar un largo tiempo. ¿De qué depende el cuánto durarán? No lo sé, pero casi me atrevería que es "destino", aunque en realidad no esté segura de creer en él. (Prefiero pensar que nosotros tenemos la posibilidad de manejar nuestras vidas en la palma de la mano, sin importar que esté equivocada)

La rosa llegó a la vida de nuestro Principito para enseñarle lo grandioso del amor, y de las "estupideces" que somos capaces de cometer en su nombre. Amamos, luchamos, herimos, cambiamos, suspiramos, creamos... Y todo ello, a veces, sin apenas darnos cuenta.

Todos tenemos nuestra "rosa" en la vida. Creemos que es única, cuando en realidad para el resto del mundo es alguien más, pero para nosotros, es la luz.

Por eso es que cuando debemos despedirnos de ella, tenemos ser valientes. Significa mayor amor dejar libre a alguien si lo necesita, que retenerlo a nuestro lado. Eso quiere decir que lo/a amamos tanto, que somos capaces de sobreponer su bienestar antes que nuestros sentimientos, y eso es verdadero y puro amor.

Cuando tengas tu "rosa", cuídala, porque no sabes cuánto tiempo permanecerás a su lado.