sábado, 26 de diciembre de 2009

Una tarde en la librería

Apenas crucé las puertas de esa conocida tienda, tuve de nuevo esa sensación tan conocida. Disponía de una cantidad determinada de dinero para escoger mi mayor vicio... Un libro. El dinero no era una limitante, porque en realidad lo que hacía era poner el reto más interesante. Y mejor aún, tenía todo el tiempo que me quisiera tomar, porque no había nadie presionando ni apurando mi decisión.

Inmediatamente me dirijo a la sección en la que suelo encontrar las cosas que más me gustan. Mis dedos comienzan a recorrer el lomo de los libros que se encuentran apiñados unos contra otros. Eventualmente hay un espacio, que indica que allí alguna vez hubo un libro, pero que ya alguien lo adoptó.

Encuentro un título que me es familiar, porque hace un tiempo lo quería. Le miro el precio. Corro con suerte porque entra en mi presupuesto. Lo tomo entre mis brazos, y sigo curioseando los estantes.

Al poco tiempo, encuentro otro que me llama la atención, sólo que esta vez no lo había escuchado anteriormente. Lo saco de su lugar, y leo la reseña en la parte posterior. Me gusta, ahora tengo que verle el precio. Excelente, me alcanza. También lo tomo.

Paso a otro estante. Un autor francés me llama la atención. Nunca había leído alguna obra de él antes, pero me parece haber leído algo en internet. ¡Internet! ¡Obvio! Busco mi celular, y aprovechando para bien la tecnología, lo busco. Leo rápidamente una pequeña biografía, y encontré la razón del porqué me parecía familiar, había visto una película basada en otro de sus libros. Me fijo en el precio, y también está dentro de mi presupuesto. Lo pongo junto a los otros dos.

Sigo recorriendo los pasillos, y me tropiezo con dos personas que hablaban de yoga, y veían un libro del tema. No es un tema que me agrade, así que los ignoro.

"Filosofía", leo en una sección. "Bueno, no es algo que normalmente consultaría, pero nada pierdo con ver", pienso. Comienzo a revisar los títulos, y hay uno que se basa en la televisión. Platón explicado a través de Los Sopranos. Me hace mucha gracia la idea, y lo reviso un poco. Me pareció interesante, pero lo dejé en su sitio. "Otro día, hoy tengo otra clase de antojos".

Noto que una vendedora me "persigue". "¡Qué fastidio! Siento que le molesta que esté acá... Bueno, mala suerte para ella, no me importa". Decido ignorarla.

Biografías, Cocina, Ingeniería, Esoterismo, Fotografía y Cine... Reviso más secciones, pero lo hago más superficialmente. Volví a encontrarme con las dos personas que revisaban cosas de yoga.

Me parece que es el momento de irme. Me toca decidir... El primero que dejo es el último que agarré, el del autor francés. Miro los otros dos. "¿Qué hago? ¡Me gustan los dos! ¿Será que hago tín marín?"

No, vamos a pensar bien... Finalmente me decido por el primero que tomé. Voy a la caja, feliz con mi elección, pago, y salgo.

¿Pérdida de tiempo? No. Jamás entre libros se pierde el tiempo.

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