martes, 16 de noviembre de 2010

¿Dónde están las musas? (II)

Cuando estaba parada en la puerta de salida, se hizo la pregunta clave: ¿Dónde iba a buscarlas? ¿A dónde iría? Eso la paralizó. No había pensado en lo más obvio, el lugar de destino. Ellas eran siempre quienes la visitaban, ella jamás había ido en pos de ellas. Se dejó caer pesadamente en el sofá, y trató de pensar alguna solución lógica a su problema. Quizás escribirles una carta directamente a ellas lograría....

Queridas musas:
No tengo ni la más mínima idea del porqué de este silencio. Han de saber que las extraño. He tratado de invocarlas de todas las maneras que conozco, pero nada me ha dado resultado. No sé si están molestas o algo, pero necesito conversar con ustedes. Dependo de tantas maneras de ustedes, y ahora que no están, no sé qué hacer.


Mis días se han vuelto demasiado grises sin sus murmullos en mis oídos. Ahora no encuentro qué hacer con lo que llevo dentro. Siento que me estoy volviendo loca con todo esto. Las necesito, ¿Ya se los dije?


Por favor vuelvan.


La dobló y la dejó debajo de su almohada. Ellas siempre aparecían en sus sueños.

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