miércoles, 8 de septiembre de 2010

Página en blanco

Me entero que existe tal cosa llamada como el "Síndrome de la Página en Blanco". Obviamente me ha pasado muchas veces que quiero escribir algo, y no sé cómo comenzar o por donde. Pensándolo bien, siempre tenemos páginas en blanco frente a nosotros. En todo lo que hacemos diario, hay que escribir algo, y ese algo que no se escribe solo (¿No sería buena idea inventar algo que haga que las cosas se escriban solas?), así que tenemos que ponernos a sacar palabras de nuestra imaginación, hacer parir nuestra cabeza.

¿Se imaginan un mundo dónde todo se escribiese solo? Por un lado, sería muy cómodo que mis trabajos de la Universidad se redactasen a sí mismos, o que los emails a mi jefa se escribiesen sin darme cuenta... Sí, bastante delicioso eso, pero, ¿Dónde dejaría mi placer por componer? ¿Acaso mis cuentos tomarían vida propia? ¿Las entradas de mi blog de generarían todos los días?

Pienso una y otra vez sobre ese insoportable síndrome, y me doy cuenta que a pesar de él, no preferiría que mis cosas se hiciesen solas, por mucho miedo que le tenga a la página en blanco. No quisiera que "algo" escribiese por mí, que me quitase la dicha de escuchar las teclas del teclado retumbando en el silencio de mi habitación. Es así como tampoco imagino que ese "algo" hubiese sido capaz de escribir Rayuela, Cien Años de Soledad, Un Mundo para Julius, o cualquiera de esas obras literarias que admiro.

Considerándolo de nuevo, hay que vencer a esa maldita página en blanco y llenarla "de nosotros mismos", o nada lo hará por nuestro lugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario