miércoles, 27 de enero de 2010

Ella - novena parte

Pero ella no era tan valiente. Tres semanas después y no se había atrevido ni a hablar con su otro él, ni a huir. Él la llamaba miles de veces al día. Ella le contestaba pocas veces, sólo cuando su otro él no estaba cerca.

(...)


Su teléfono suena. Ella mira el número, y no contesta.

-Vida mía, ¿Por qué no contestas?

-Es alguien fastidioso de la oficina.


-Pero contéstale de una vez, y así te deja de llamar.


Ella se puso un poco nerviosa.

-No, tranquilo. Ya se cansará-le respondió ella, esperando que no fuese así.


(...)


Miércoles.

"Positivo"

Ella sintió que se desmayaba.

(...)

Viernes. Por SMS
.

Él: Necesito verte. Te extraño. Te necesito.


Ella: Yo también. Necesito decirte algo demasiado importante.


Él: Dime.

Ella: No puede ser por acá.

Él: ¿Dónde y cuándo nos vemos?

Ella: Mañana. Tu casa.


Él: ¿Volverás a la casa de tu mejor amiga?


Ella: No me da risa. Las cosas no están para bromear.


Él: No me asustes.


Ella: Creéme que la más asustada soy yo.


(...)


-Vida mía, ¿Qué te pasa? Últimamente te noto muy callada desde hace unos días.

Era domingo, y como era costumbre, desayunaban en la cama. Ella no le respondió nada.

-¿Amor?

-¿Dime? Disculpa estaba distraída-le respondió ella saliendo de su ensimismamiento.

-Te preguntaba sobre lo qué te pasaba. ¿Ves? Vives en una nube.

-No es nada, no te preocupes.

-¿Segura?-tomó su mano. -Sabes que te puedo ayudar en lo que sea. Siempre lo intento. Tú sólo dime.

"Dios mío, no merezco a este hombre. Es demasiado para mí", pensó ella.

-Segura, todo está bien-le dijo ella sin creerse ni una palabra de lo que decía.

(...)

Sonó el timbre. Él salió corriendo, apurado por abrir la puerta. Sabía que era ella. La puerta se separó de su marco, y la reveló justo ahí, parada, esperándolo. Él tuvo que contener sus ganas de abrazarla con todas sus fuerzas, porque ella se veía bastante consternada.

-Pasa-fue lo único que se atrevió a decirle.

Ella entró. Ambos se sentaron en la sala. Ella seguía sin pronunciar palabra alguna.

-¿Té?-le ofreció él.

Ella negó con la cabeza.

-Tengo algo que decirte. Es muy serio.

-Dime. Mientras más lo pienses, más te costará.

Ella titubeó. No sabía por donde comenzar.

-Estoy embarazada-le soltó sin ningún preámbulo.

Él sentía que el alma se le salía del cuerpo. No sabía qué decir...

-¿Estás segura?-le preguntó con un hilo de voz.

-Sí, me hice la prueba-le contestó con la voz entrecortada, que revelaba que estaba a punto de llorar.

-¿Es mío o de él?

Esa era la pregunta clave. Determinaría todo el futuro...

No hay comentarios:

Publicar un comentario