lunes, 21 de junio de 2010

Murphy también se equivoca

Creo que más de una vez alguno de nosotros le ha tenido que "mandar unos cordiales saludos" a la mamá de este señor, porque nos ha fregado la vida a todos (Aquí les dejó el link con la información de mi querídisima Wikipedia y por aquí algo más para que se diviertan con esto).

Esta bendita ley y todos los corolarios que de ella se desprenden, han hecho que la vida moderna sea una extraña confluencia de crueles ironías. Por ejemplo, si dejaste el paraguas en casa, lloverá; o como pensaste que no iba a llover, te pusiste sandalias se te empapan los pies, y como el agua está tan contaminada, te sale un hongo... Y así se desencadenan una serie de eventos de un simple pensamiento: "Hoy no va a llover".

Podría sonar pesimista, pero en mi opinión no se trata sólo de una visión negativa de los hechos, sino lo que nos ha comprobado la realidad fáctica.

Pero antes que alguien vaya a saquear la tumba de Murphy (si es que se sabe dónde está), o que me vayan a catalogar de "negativa", debo añadir otras cosas.

Si bien es cierto que existe esta aparente "Ley" que signa el futuro con negras nubes, también es cierto que no todo lo debemos dejar al azar. Para eso el ser humano tiene dos herramientas muy poderosas que las puede usar a su favor o en su contra: El raciocionio y el libre albedrío.

El primero, nos permite pensar y llegar a conclusiones lógicas sobre qué es lo mejor que nos conviene, conectar los hechos y/o datos con su consecuencia. Es una habilidad que la comenzamos a desarrollar apenas nacemos, y que nos toma toda la vida llevarla a término.

En el caso del paraguas: si sabes que es época de lluvia, aunque esté haciendo unos 40° a la sombra, agarra el paraguas; debes prever esas nubes fatídicas.

El segundo, nos da la libertad de escoger lo que creamos más conveniente. Esto suele ser lo más subjetivo, porque eso de saber que "es lo mejor", nos confunde. Algunos nunca no llegan a descifrarlo del todo. Es mucho más difícil de lo que parece.

En el mismo caso del paraguas: decidir si es más conveniente cargar con él, o correr el riesgo de terminar emparamados.

Sólo quedan aquellos hechos accidentales, sobre los que no tenemos influencia. Hay cosas que nos están indefectiblemente preparadas en el camino, así que nuestra única defensa es sobreponernos a ellos con lógica y determinación.

Así que, si usamos bien nuestras habilidades, podemos hacerle un jaque a Murphy. (Jamás será "mate", porque la partida nunca termina).

No hay comentarios:

Publicar un comentario